Salud, bienestar y lenguaje


El  verano nos  visita un año más. Quizá imaginándolo ya disfrutas de  ese viaje que tienes planeado, o escuchas los sonidos de tu pueblo al que  volverás unos días.  Puede que tengas más contacto con la naturaleza o tu  vida sea menos hogareña para aumentar sus horas en la calle. Si es así, probablemente estás tomando más conciencia sobre tu cuerpo y tu mayor o menor sensación de bienestar.  Quizá desde  la necesidad que sientes de adelgazar, y además hacerlo con prisa porque falta demasiado poco tiempo para estar en la playa o ponerte esa camiseta que tanto te gusta pero ahora marca unos michelines que no quieres. O porque ahora que estás más en la calle y te mueves más, te has dado cuenta de que no te sientes ágil y tu sensación de salud no es tan buena como te parecía en estos meses de más recogimiento y quietud física.

Y aunque de lo que te estés dando cuenta no sea lo que más te agrada o desearías, es positivo que eso esté sucediendo, porque solo sobre aquello de lo que somos conscientes, podemos actuar, como  nos recuerda el coaching.

Una reacción habitual cuando descubrimos algo de nosotros que no nos gusta es justificarnos,  con frases  como “me preocupa mi salud, pero ¡no tengo tiempo para hacer ejercicio!”, “con tanta comida de trabajo es imposible adelgazar”, o también juzgarnos, pensando que “todos los inviernos me pasa lo mismo, no tengo remedio”, “no tengo fuerza de voluntad para ser constante”, etc.

Estos pensamientos, lejos de llevarnos a la responsabilidad y el aprendizaje sobre lo ocurrido, nos hacen sentir aún peor, culpables, víctimas o incapaces. Si te ocurre como en uno de los ejemplos, puedes probar a decirte lo siguiente: “Puedo aprender a actuar de otra forma en las comidas de trabajo, para cuidarme y sentirme bien”. ¿Cómo te sientes al decir esto?, ¿cambia algo respecto a la otra forma de plantearlo?

El lenguaje que utilizas determina en gran  parte tus actitudes en la vida. Y no solo lo que dices a los demás, sino también y sobre todo, lo que te dices a ti mismo.  Cada palabra que emites, cada pensamiento, genera en ti  una emoción y ésta desencadena un comportamiento. Mediante el coaching puedes aprender a potenciar tu capacidad de poner el foco en lo positivo. El  lenguaje que usas, que procede de lo que piensas, es uno de los aspectos más importantes sobre los que dirigir tu atención con el fin de utilizarlo a tu favor, de manera que aumente tu sensación de bienestar y te ayude a conseguir eso que quieres.

Teniendo esto en cuenta, puedes coger un papel y escribir ¿qué tres frases te dices con más frecuencia a lo largo del día?; a continuación, ¿cómo puedes cambiar desde hoy esas frases para que al decirlas aumente tu sensación de bienestar?, ¿qué más pensamientos puedes añadir que potencien esa sensación?

 

Almudena Fernández González

  • Coach en Salud, Enfermera de Empresa y Antropóloga
  • Tlf: 666.872.885
  • Email: almudenafernandezinfo@gmail.com 

 


Scroll Up